Escrito esta: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” y la importancia de tener al Espíritu de Dios y del Señor Jesucristo en nuestros corazones.
¿Puedo hacer todo lo que mi corazón desea, sabiendo que en Cristo todo lo puedo pues él me fortalece?, No, Dios no nos autorizo para hacer todo lo que deseemos aunque no contrariemos las leyes o la buena moral. Dios solo nos autorizo para hacer su santa voluntad, pues el Señor Jesucristo dijo: “Solo entraran al cielo los que hagan la voluntad de mi Padre”, y entre la voluntad del corazón del hombre y la de Dios existe una gran diferencia, pues Dios dijo: Mis pensamientos y caminos son más altos que vuestros pensamientos y caminos”, y esto se debe a que de nuestro saber se dijo: “La sabiduría del hombre es terrenal”. En este orden, nosotros por si mismos, no podemos entender cuál es la voluntad de Dios para cada uno de nosotros en particular, pues la voluntad general para todos es: Amaras a Dios sobre todas las cosas, con todo su corazón, con toda su alma y con toda su vida, es decir, toda la existencia del hombre debe estar en primer lugar en amor para con Dios, y en segundo lugar amar al prójimo como nosotros mismos nos amamos, en esto se cumple toda la ley de Dios.
Pero también está la voluntad de Dios para cada persona, es decir, lo que Dios quiere en particular para mí, no es lo mismo que Dios quiere para otro hombre, pues Dios preparo buenas obras de ante mano para cada uno de nosotros, a la manera que está escrito: “ estamos para toda buena obra que Dios preparó para nosotros”, Así, Dios quiere que unos sean hombres de negocios, otros hombres de finca, otros hombres profesionales en diferentes ciencias, otros para que administren grandes capitales económicos, otros para que sean obreros, otros para que aún reciban solo el pan y el abrigo diario, pues está escrito: “danos señor el pan de cada día” y en otra parte se escribió: Nuevas son cada día sus misericordias para con los que le temen”, otros estamos o están para ser ministros del Señor en la Iglesia. De manera, que es supremamente importante, no solo conocer la voluntad que Dios determino de manera general para todo ser humano, sino también conocer cuál es la voluntad que de manera particular tiene Dios para mí.
¿Quién me puede enseñar cual es la voluntad de Dios para mí de manera personal? Nos enseña el Espíritu Santo, pues de antiguo se dijo: “Les daré de mi Espíritu para que hagan mis mandamientos, gravare mi ley en sus mentes y en sus corazones” y en otra parte el Señor Jesucristo dijo: “El Espíritu de Verdad, os enseñara y recordara todas las cosas” y luego el Espíritu de Verdad que es el mismo Espíritu Santo dijo: “ Todos los que son guiados por el Espíritu Santo, estos son hijos de Dios, pues si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, este no es de Dios”. También se dijo: “¿Como hemos de pedir como conviene?, no lo sabemos, pero el Espíritu de Dios intercede por nosotros, pues él conoce cuál es la intención del que todo lo puede”.
Como podemos verlo, el Señor Jesucristo nos fortalece solo para hacer la voluntad de Dios, de ninguna manera el Señor nos fortalecerá para que hagamos cosas que no nos convienen aunque no estén contra las ley o contra la buena moral; solo seremos fortalecidos en Cristo para que podamos hacer la voluntad de Dios, a la cual nos guiara el Espíritu de Dios a la manera que está escrito: “Dios da al hombre el querer como el hacer de su santa voluntad”.
De manera que Dios es quien determina lo que yo debo de ser y hacer, pero para que eso suceda en mí, hay una condición, el Señor Jesucristo la dijo: “Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia que lo demás vendrá por añadidura” Es decir, mi primera petición a Dios, es que sea un hombre, una mujer, adorador o adoradora en espíritu y en verdad: de Dios, del Señor Jesucristo y del Espíritu Santo; que Dios me de arrepentimiento, a la manera que se dijo: El Señor Jesús, vino a traer arrepentimiento a Judíos y a gentiles”, que podamos perdonar a los que nos ofenden para que nuestros pecados sean perdonados, a la manera que se dijo: “si no perdonáis a los que nos ofenden, tampoco seréis perdonados de nuestro padre que está en los cielos” que nos dé el ser justos, honestos, misericordiosos, que actuemos en amor como el nos ama a nosotros, que nos ayude a no juzgar sino a orar por los débiles o pecadores, que cada día nos limpiemos o separemos más de las contaminaciones del mundo que son promovidas por Satanás u hombres impíos que rechazan el amor de Dios pregonado por el Señor Jesucristo en el sacrificio de la cruz, pero que resucito al tercer día y hoy reina a la diestra de Dios y que pronto vendrá a redimirnos de este cuerpo carnal para llevarnos eternamente con él a las moradas celestiales. En fin, que nuestro primer interés sea la riqueza espiritual y por el contrario, no tener ansiedad por las riquezas o necesidades de este mundo.
Podemos entonces decir, toda la voluntad de Dios la podemos hacer en Cristo Jesús que nos fortalece. Amén, gloria a Dios, al Señor Jesucristo y al Espíritu Santo.
Si esto hacemos, veremos la gloria de Dios en nuestras vidas, se irán de nosotros los temores, las ansiedades y toda preocupación del alma y del corazón, y seremos fuentes de agua viva para otros, como se dijo: “De vuestro interior fluirán ríos de agua viva, diciendo del Espíritu Santo que recibimos en Cristo Jesús”, Señor nuestro. Amén.
Muchos fracasos se deben a que emprendemos cosas, sean espirituales o materiales, las cuales aunque a nosotros nos parecen correctas, no son la voluntad de Dios; pero el Señor es amplio para perdonarnos y enderezar nuestros caminos, pues escrito esta: “El es justo y amplio en perdonar, y si alguno a pecado contra Dios, abogado tenemos ante él, al Señor Jesucristo quien es la propiciación de nuestros pecados”.
Empecemos desde ahora a orar, rogando por la voluntad de Dios en nuestras vidas, para que el Espíritu Santo este en nuestro corazón y seamos guiados a la voluntad de Dios y nos separemos de nuestra voluntad, la cual es terrenal, para que Dios nos dé el querer y el hacer de su santa voluntad, revestidos del poder del Señor Jesucristo, en el cual alcanzaremos la victoria, pues se dijo: “En Cristo somos más que vencedores. Amén. Dios bendiga su vida, y solo en su decisión está un futuro lleno de amor, paz, tranquilidad y poder en Cristo Jesús por el Espíritu Santo.
hola mi nombre es pedro pablo petro martinez de colombia medellin, bienvenidos a mi nuevo sitio cristiano donde compartire muchas cosas hermosas de nuestro señor, conoceran mas de mis amigos y familiares , muchas gracias por la visita
canales online
Comentarios
Blogger news
Paginas oficiales de artistas cristianos
Enlazame!!
click al boton de arriba
o copia el texto de abajo
3 comentarios:
Escrito esta: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” y la importancia de tener al Espíritu de Dios y del Señor Jesucristo en nuestros corazones.
¿Puedo hacer todo lo que mi corazón desea, sabiendo que en Cristo todo lo puedo pues él me fortalece?, No, Dios no nos autorizo para hacer todo lo que deseemos aunque no contrariemos las leyes o la buena moral. Dios solo nos autorizo para hacer su santa voluntad, pues el Señor Jesucristo dijo: “Solo entraran al cielo los que hagan la voluntad de mi Padre”, y entre la voluntad del corazón del hombre y la de Dios existe una gran diferencia, pues Dios dijo: Mis pensamientos y caminos son más altos que vuestros pensamientos y caminos”, y esto se debe a que de nuestro saber se dijo: “La sabiduría del hombre es terrenal”. En este orden, nosotros por si mismos, no podemos entender cuál es la voluntad de Dios para cada uno de nosotros en particular, pues la voluntad general para todos es: Amaras a Dios sobre todas las cosas, con todo su corazón, con toda su alma y con toda su vida, es decir, toda la existencia del hombre debe estar en primer lugar en amor para con Dios, y en segundo lugar amar al prójimo como nosotros mismos nos amamos, en esto se cumple toda la ley de Dios.
Pero también está la voluntad de Dios para cada persona, es decir, lo que Dios quiere en particular para mí, no es lo mismo que Dios quiere para otro hombre, pues Dios preparo buenas obras de ante mano para cada uno de nosotros, a la manera que está escrito: “ estamos para toda buena obra que Dios preparó para nosotros”, Así, Dios quiere que unos sean hombres de negocios, otros hombres de finca, otros hombres profesionales en diferentes ciencias, otros para que administren grandes capitales económicos, otros para que sean obreros, otros para que aún reciban solo el pan y el abrigo diario, pues está escrito: “danos señor el pan de cada día” y en otra parte se escribió: Nuevas son cada día sus misericordias para con los que le temen”, otros estamos o están para ser ministros del Señor en la Iglesia. De manera, que es supremamente importante, no solo conocer la voluntad que Dios determino de manera general para todo ser humano, sino también conocer cuál es la voluntad que de manera particular tiene Dios para mí.
¿Quién me puede enseñar cual es la voluntad de Dios para mí de manera personal? Nos enseña el Espíritu Santo, pues de antiguo se dijo: “Les daré de mi Espíritu para que hagan mis mandamientos, gravare mi ley en sus mentes y en sus corazones” y en otra parte el Señor Jesucristo dijo: “El Espíritu de Verdad, os enseñara y recordara todas las cosas” y luego el Espíritu de Verdad que es el mismo Espíritu Santo dijo: “ Todos los que son guiados por el Espíritu Santo, estos son hijos de Dios, pues si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, este no es de Dios”. También se dijo: “¿Como hemos de pedir como conviene?, no lo sabemos, pero el Espíritu de Dios intercede por nosotros, pues él conoce cuál es la intención del que todo lo puede”.
Como podemos verlo, el Señor Jesucristo nos fortalece solo para hacer la voluntad de Dios, de ninguna manera el Señor nos fortalecerá para que hagamos cosas que no nos convienen aunque no estén contra las ley o contra la buena moral; solo seremos fortalecidos en Cristo para que podamos hacer la voluntad de Dios, a la cual nos guiara el Espíritu de Dios a la manera que está escrito: “Dios da al hombre el querer como el hacer de su santa voluntad”.
De manera que Dios es quien determina lo que yo debo de ser y hacer, pero para que eso suceda en mí, hay una condición, el Señor Jesucristo la dijo: “Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia que lo demás vendrá por añadidura” Es decir, mi primera petición a Dios, es que sea un hombre, una mujer, adorador o adoradora en espíritu y en verdad: de Dios, del Señor Jesucristo y del Espíritu Santo; que Dios me de arrepentimiento, a la manera que se dijo: El Señor Jesús, vino a traer arrepentimiento a Judíos y a gentiles”, que podamos perdonar a los que nos ofenden para que nuestros pecados sean perdonados, a la manera que se dijo: “si no perdonáis a los que nos ofenden, tampoco seréis perdonados de nuestro padre que está en los cielos” que nos dé el ser justos, honestos, misericordiosos, que actuemos en amor como el nos ama a nosotros, que nos ayude a no juzgar sino a orar por los débiles o pecadores, que cada día nos limpiemos o separemos más de las contaminaciones del mundo que son promovidas por Satanás u hombres impíos que rechazan el amor de Dios pregonado por el Señor Jesucristo en el sacrificio de la cruz, pero que resucito al tercer día y hoy reina a la diestra de Dios y que pronto vendrá a redimirnos de este cuerpo carnal para llevarnos eternamente con él a las moradas celestiales. En fin, que nuestro primer interés sea la riqueza espiritual y por el contrario, no tener ansiedad por las riquezas o necesidades de este mundo.
Podemos entonces decir, toda la voluntad de Dios la podemos hacer en Cristo Jesús que nos fortalece. Amén, gloria a Dios, al Señor Jesucristo y al Espíritu Santo.
Si esto hacemos, veremos la gloria de Dios en nuestras vidas, se irán de nosotros los temores, las ansiedades y toda preocupación del alma y del corazón, y seremos fuentes de agua viva para otros, como se dijo: “De vuestro interior fluirán ríos de agua viva, diciendo del Espíritu Santo que recibimos en Cristo Jesús”, Señor nuestro. Amén.
Muchos fracasos se deben a que emprendemos cosas, sean espirituales o materiales, las cuales aunque a nosotros nos parecen correctas, no son la voluntad de Dios; pero el Señor es amplio para perdonarnos y enderezar nuestros caminos, pues escrito esta: “El es justo y amplio en perdonar, y si alguno a pecado contra Dios, abogado tenemos ante él, al Señor Jesucristo quien es la propiciación de nuestros pecados”.
Empecemos desde ahora a orar, rogando por la voluntad de Dios en nuestras vidas, para que el Espíritu Santo este en nuestro corazón y seamos guiados a la voluntad de Dios y nos separemos de nuestra voluntad, la cual es terrenal, para que Dios nos dé el querer y el hacer de su santa voluntad, revestidos del poder del Señor Jesucristo, en el cual alcanzaremos la victoria, pues se dijo: “En Cristo somos más que vencedores. Amén. Dios bendiga su vida, y solo en su decisión está un futuro lleno de amor, paz, tranquilidad y poder en Cristo Jesús por el Espíritu Santo.
jairoardilagonzalez@hotmail.com
Publicar un comentario